El polvorón enmascarado

Ante la llegada ya próxima de estas Navidades me veo en la obligación de hablar de un tema en la mente de todos. No me refiero al consumo de luz eléctrica de los alumbrados navideños, del cual gente al más puro estilo de Ebenezer Scrooge (el ávaro de un cuento de navidad de Dickens) cree deberíamos prescindir. No me refiero a la rivalidad entre Papá Nöel y los Reyes Magos y cual de ellos mejor para disfrutar los regalos (otra vez la mente pragmática y útil de la vida).

No. Me refiero al polvorón enmascarado. Polvorones para todos, de todos los sabores... chocolate, vino, limón, coco... Ese polvorón de la estepa que tan alegremente se pasea por nuestras mesas durante la época navideña. Ese alimento que nunca falta y que siempre sobra. Ese alimento al que le dedicamos la famosa frase:"Es como un polvorón en el desierto."

Por eso, quiero hacer desde aquí un llamamiento general de bienvenida al más débil, al más necesitado de entre los condimentos alimenticios. Nunca más una navidad sin el polvorón de la estepa. No más feos al que hemos marginado tanto. "Polvorón, llevamos un año esperándote".